Doreen Massey y el pensamiento espacial crítico

Seguramente no te habías enterado. El que escribe, tampoco. Hace poco falleció Doreen Massey, a la edad de 72 años, una de las científicas sociales británicas más destacadas de los últimos tiempos. Su obra ha sido fun­damental para la configuración de la Geografía Humana actual y ha impulsado fuertes reflexiones sobre el espacio y el poder en todas las disciplinas sociales. Entre sus honores se incluye el Premio Vautrin Lud, considerado como el “Premio Nobel” de la geografía, pues sus investigaciones nos dotaron de profundidad en lo que llamó el “sentido global del lugar”. Queremos hablar de ella porque supuso un ejemplo no sólo teórico sino humano, especialmente humano, en muchos escenarios políticos recientes.

Por Rubén G. Herrera

La primera y más evidente pregunta, sin embargo, no es fácil: ¿Qué tenía en mente Massey, cuál era su principal proyecto social? Podemos crearnos una impresión digna de lo que intenta responder con su obra, si en nuestra cabeza habitan preguntas del tipo: ¿Cómo podemos recuperar espacios que la anarquía corporativista y las oligarquías han ido apropiándose? ¿Cómo se combaten fenómenos como la gentrificación en las grandes ciudades? O ¿qué medidas podemos tomar como individuos contra la separación de los núcleos de población rica y pobre y sus desiguales infraestructuras? ¿O contra la persistencia de paraísos fiscales? ¿Cómo luchar contra la corrupción urbanística, entre otras innumerables grietas de nuestro actual modelo de urbanidad?

Perdonad el aluvión de interrogantes. Hemos empezado fuerte. Mejor hagámonos primero preguntas más generales: ¿Cómo utilizamos el espacio para hacer política? Y al revés: ¿cómo utilizamos la política para hacer espacio? Este es uno de esos casos en que la respuesta se presenta en la práctica, y gracias a ello, Doreen Massey se convirtió en una figura central del pensamiento espacial crítico. Hizo aportaciones clave sobre los conceptos de espacio y de lugar, sobre las relaciones entre espacio y poder, sobre las conexiones entre local y global, o sobre la irresponsabilidad de determinados centros de poder en relación con otros espacios.

Su relación con España o Latinoamérica fue notable, y sin embargo, su fallecimiento no tuvo cabida en ningún medio de comunicación español, pequeño o grande, generalista o especializado. Nada. Un gran silencio como respuesta a su legado, a su prolongado desafío por hacer entender a la gente la importancia por la apropiación/recuperación de los espacios. Massey ha encarnado como nadie la lucha contra el neoconservadurismo y el consagrado thatcherismo que ha traído varias oleadas de liberalismo económico, a cada paso, más frenético.

Tanto ella como tantos otros autores de esta materia que es la Geografía Crítica siguen siendo potencialmente desconocidos, alejados del saber común. Muy poca gente sabe que la Geografía es una de las más importantes fuentes de las que bebe la crítica general al capitalismo de nuestros días. Ese que todos conocemos: el gran depredador en la era del cambio climático y el mercado mundial impulsado por las grandes corporaciones. Muy poca gente sabe tampoco que la Geografía es hoy una de las principales líneas de reflexión para la lucha contra la desigualdad. Muy pocos, que esta materia ha sido fundamental para la renovación de las corrientes teóricas más vetustas, como el marxismo o el feminismo. Bueno, hay muy poca conciencia respecto a la tradición histórica del feminismo, pero…  ¡esa es otra batalla!

Al menos, la pérdida de esta veterana autora y activista sí ha sido fruto de memorandos y homenajes en publicaciones académicas. La revista Geopolítica(s): estudios sobre espacio y poder, de la UCM, no tardó en mostrar consternación por la noticia, tras el también reciente fallecimiento de otro precursor: Edward Soja, «dos cimientos de la geografía política crítica». La prensa británica dio cabida en sus obituarios, como en The Guardian, o en Open Democracy, donde su amiga, la socióloga feminista, también de Manchester, Hilary Wainwright, rememora obras de su compañera, como World City, un profundo análisis de cómo Londres llegó a convertirse en uno de los centros de la financiarización global y los efectos deletéreos que esto ha tenido en la ciudad y sus habitantes.

Nos parece importante rescatarla del aparente olvido porque, normalmente, estas reflexiones no suelen estar en nosotros de manera natural, no paseamos por la calle y vamos poniendo en tela de juicio la desigualdad económica, ni preguntándonos a costa de qué crecen los grandes núcleos poblacionales, ni recordando la historia de los lugares, rápidamente olvidada por los numerosos e intencionados reajustes estructurales que reciben los barrios, anulando la identidad histórica y la capacidad de actuación de sus gentes.

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Zygmunt Bauman, Henry Lefebre, David Harvey, pilares de la «geografía del espacio».

A la sombra de Harvey, Lefebre o Bauman

Frente al desconocimiento general hacia Doreen Massey, muchos sí conocen y de sobra a figuras como David Harvey, Henry Lefebre o Zygmunt Bauman, superestrellas de la sociología y la concepción del espacio. El primero, desarrolló la Geografía Crítica con nombre propio; fue quien introdujo la dimensión espacial en el modelo de estudio del materialismo histórico. Nos hizo concebir una verdad que suena a evidencia, pero muy relevante aquí: que la historia política se puede entender y contar a partir de las transformaciones en el uso y control del espacio. Fue en los 70 cuando Harvey decidió ahondar en explicaciones críticas para comprender mejor las desigualdades capitalistas. Fue en esta época cuando dio un giro “wittgensteiniano”, que se dice, de 180º, a su perspectiva, antaño más empirista. Fue tan sofisticado como divulgativo, pues podemos afirmar que Harvey es el mayor exponente y heredero de la obra de Marx. Una veintena de publicaciones le otorgaron un reconocido prestigio mundial, que acaba de redondear ahora, a sus 81 años, con Ways of the World (2016), donde mira atrás y repasa algunos de sus mejores textos. No en pocas ocasiones trabajaron conjuntamente Harvey y Massey. El debate Harvey-Massey siempre quedaba en “tablas”: optando Massey por la “apertura radical” del espacio, porque ha visto en varios contextos que esa es la única solución y, en cambio, el academicismo de Harvey, que se pondera en favor de un moderado desarrollo de conceptos jurídicos como “justicia espacial”. Si quieres saber más sobre Harvey, visita a Traficantes de Sueños, editores de muchos de sus libros.

En el caso de Henry Lefebre, nuestra apreciada autora británica tuvo el guiño perverso de citarle sólo en una ocasión en su bibliografía. Decimos perverso porque la obra del francés, La Producción del Espacio (1974) está sobrevalorada y así lo advirtió nuestra autora. Massey rechazará sus concepciones estáticas con una perspectiva muy crítica y también feminista, basada en la reconversión de la concepción tradicional de Espacio para una “ética de la hospitalidad”. Se mostró abierta con el concepto de “ciudad-refugio” necesaria para la cada vez más ingente crisis de la inmigración internacional, que hoy nos sigue pareciendo un problema sin solución. Y es que…  ¡la Geografía Feminista existe! Y tiene por objetivo completar la marcada parcialidad de los enfoques tradicionales, históricamente masculinistas; analizar las variaciones territoriales en las relaciones de género y desvelar, en definitiva, las interacciones entre género y territorio.

Y por último, Zygmunt Bauman,un gigante, uno de los más destacados ensayistas y pensadores del siglo XX, mucho más cercano en sus propuestas a Massey, a quien sin embargo la mancuniana corregiría en varias ocasiones.

Massey «pudo» con los tres y la causa fue su participación activa en el tejido social.

La transición cognitiva: de la «observación participante» al «intelectualismo activista”

Si bien el movimiento del 15M/Indignados en España nos recordó lo cerca que se encuentran muchos investigadores sociales de la realidad o cotidianidad, lo cierto es que siempre ha existido cierta separación natural entre el ámbito intelectual o de reflexión teórica y el ámbito de la acción o praxis. Hasta los años 60, muchos intelectuales en todo Occidente habían mantenido una separación que más bien parecía un miedo a romper la “cuarta pared” del análisis social e implicarse en primera persona. De hecho, se puede decir (y se dice) que éste ha sido el cambio más importante en la Ciencia Social en décadas. Con mayor fuerza desde los años 60-70, se convirtió en el paradigma que establecería que sólo podemos comprender las complejidades de la realidad social si realizamos un ejercicio de “observación participante”, frente al academicismo clásico, que ha entendido que la realidad es explicable, de una manera objetiva y cuantitativa. Pero poco después, con las nuevas generaciones y círculos académicos en la aldea conectada y global, se ha dado un paso más en esta línea cualitativa: se ha llegado al intelectualismo activista. No basta con ver y hacer lo que el Otro; hay que sentir lo que hace. No basta con un enfoque unidimensional, debemos vincular todas el conocimiento humanístico: Lengua, Economía, Historia… Eso mismo es lo que predicaría con el ejemplo Doreen durante toda su vida. Su implicación la tacharía de importantes círculos universitarios conservadores, como algunas prestigiosas universidades de USA, considerada así como una autora un tanto “maldita”. Pero nadie como ella representa (ahora lo vemos con claridad) ese paso que ha dado la Geografía,  de ser una mera “ciencia auxiliar”, pasiva, técnica, descriptiva, a convertirse en un poderoso componente para la subversión.

La “Geometría del poder”

Este es un concepto que la geógrafa inventó para enfatizar el carácter social del espacio; el hecho de que el espacio social es producto de acciones, relaciones y prácticas sociales. Su aplicación en Un senido Global del Espacio (1991) desarrollaría un punto de vista más completo de las favelas de Brasil. Ayudó a comprender este fenómeno con más profundidad: como una «trampa» de la que no se podía salir; pues aún siendo un gran exportador mundial de celebridades, deportistas y arte (samba, Lambada…), al mismo tiempo impedía mejorar la situación, permitiendo con ello que su gente siga «atrapada» en la misma situación. Hoy, Río de Janeiro sigue sin una solución eficiente a la pobreza masiva.

El concepto Geometry of power llegó más allá y se reflejó en políticas concretas, como las del Gobierno de Hugo Chávez, que puso en práctica el concepto. El tema se vuelve complejo aquí, pero se podría resumir o simbolizar en aquella parafernalia que muchos recordarán; el célebre momento escenificado del «¡Exprópiese!».

Por supuesto, el trasfondo de aquél hecho escondía mucho más. Aquello fue una representación directa (aunque con un aire impositivo que no resulta aceptable) de esa “geometría del poder” revertida hacia el pueblo, e incluso se había convertido en uno de los motores de la Revolución Bolivariana. Un intento de aplicación directa de las teorías sobre “formas de Estado Horizontal” o “democracia directa”.

Doreen observó y participó de cerca en movimientos políticos como el sandinismo en Nicaragua, Syriza en Grecia o a Podemos en España, donde ha seguido trabajando la línea de la Reconceptualización del espacio. Un proyecto que pasa por recuperar la identidad, personalidad y autonomía de los lugares, pero no bajo la premisa romanticista de la identidad hiperlocal (algo que termina solidificando peligrosamente en perspectivas nacionalistas y otros efectos “rebote”), sino bajo proyectos colectivos en los que la población debe estar formada y ser participativa en la construcción de la identidad de una ciudad. Pues ante todo, se ha de mantener abierta la “multiplicidad en el espacio”, sin la cual no hay ni democracia ni espacio.

Doreen Massey en España

Tras cada viaje, Doreen Massey volvía reforzando sus argumentos. Entre esos viajes y su correspondiente análisis de cerca de la realidad en numerosos países occidentales se fraguó el discurso y la identidad de una mujer de apariencia débil pero de voz muy contundente. Su última visita a España fue en 2012, para la presentación del libro que los geógrafos Abel Albet y Núria Benach escribieron sobre ella, Doreen Massey. Un sentido global del lugar. Aquel fue un año plagado de grandes-malas noticias, que podríamos comprender mejor mediante los aportes de Doreen Massey: fue el año de más estallidos de corrupción urbanística aparecidos en los medios de toda nuestra historia; el año del auge antimonárquico, propiciado por las descubiertas malas prácticas, vínculos con la corruptela, la caza furtiva del Rey y, en general, el desaprovechamiento, por parte de la Corona, de los recursos y espacios que ocupan. 2012 fue también el año del 25-S o “Rodea el Congreso”, una propuesta que en realidad sólo pretendía ser simbólica, pero que estalló en la cara del país. Fue también el año del accidente del Madrid Arena, otra cuestión que tiene que ver con el poder y los espacios públicos; o las Mareas Blancas, que reclamaron la reapropiación de las instituciones de la Medicina y la Salud. Todo esto puede entenderse de manera profunda con teorías de la Geografía Crítica, lejos de la superficialidad mediática y de la información de actualidad.

Podemos recordar también aquel momento por todos los debates que suscitó, lo cual trajo a nuestro país a numerosos investigadores sociales de todo el mundo, venidos por la curiosidad del 15M. España representó de pronto el colapso de las viejas formas de solidaridad social, y se convirtió en el punto de mira de todo el mundo académico occidental. Ello nos acercaría a nuevos debates, nuevos enfoques. Hasta ahora, nunca habían existido tantas herramientas para la acción política. Se creó la división entre los Viejos Movimientos Sociales (VMS) y los Nuevos Movimientos Sociales (NMS), pues los primeros habían sido los mejores representantes de la acción social, pero siempre estuvieron alejados de la “Política” en sentido estricto, del afán partidista, como ha ocurrido con tantos grupos ambientalistas, anti-recortes y feministas. Nunca consiguieron una simbiosis con las organizaciones tradicionales de defensa de los trabajadores.

Esto es algo que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, vino a destacar allá por 2008, cuando finalizó su tesis doctoral, donde las apreciaciones a la Geografía Crítica y a Doreen Massey se vuelven obligatorias a la hora de explicar los nuevos conceptos que la materia está poniendo en juego, la nueva gramática y significaciones contemporáneas.

“¡La geografía importa!”

Frecuente era su fórmula “Geography matters!” para reclamar este desconocimiento común por la materia. Y la pregunta a la que siempre intentó responder la autora sería: ¿Qué aporta el que comprendamos el espacio, del lugar y de la política, en este momento de cambio?

Para ella, esto era una gran urgencia, hablaba de la “muerte de la Geografía» como tal, generalizada por argumentos de grandes sociólogos, obsesionados con la Globalización de una manera reductiva, opresiva, en la línea del “Fin de la Historia”, y que veían que el mundo se había hecho pequeño. En cambio ella mantenía un criticismo optimista ante esto, al señalar todo lo contrario: “ahora hay más espacio en nuestras vidas”; erramos al centrarnos en una perspectiva individualista y egocéntrica de lo que entendemos por espacio. Por el contrario, ha crecido el alcance de nuestras conectividades e interacciones, e incluso los aspectos más cotidianos de nuestra vida se han ampliado de forma espectacular. La cotidianeidad, la conectividad, la multiculturalidad, eran formas comunes en los estudios de Massey sobre suburbios y barrios, como el Kilburn Hugh Road en Londres. Precisamente, sus últimos estudios en vida tomaron forma con la aparición de uno de los textos críticos más importantes de los últimos años: Después del Neoliberalismo: El Manifiesto Kilburn (2013). Esta última obra de Doreen Massey (et al.), incomprensiblemente, no ha sido traducida al español. Fue concebida en el seno de la destacada revista sociológica Soundings, junto con sus editores, otros dos reconocidos intelectuales: Stuart Hall (fallecido en 2014) y Michael Rustin.

En sus análisis sobre el actual estado del neoliberalismo, ofrece argumentos de peso para apoyar a los verdaderos políticos del cambio, representados por Jeremy Corbyn en Inglaterra y Bernie Sanders en  EE.UU. En ambos casos, buenos políticos que constantemente son apartados de la relevancia mediática por los Grupos de Comunicación afines al poder. En el caso del primero, es el político y congresista de izquierdas británico más perseguido de los últimos tiempos, visto por otros con mejores ojos («Un torrente de esperanza en el corazón de la bestia», decía sobre él Ramón Espinar). La cruzada de los liberales británicos le convierte en algo así como el homólogo a Pablo Iglesias, y esta persecución del izquierdismo parlamentario se extiende hasta Ken Livingstone (el mayor detractor coetáneo de Thatcher). Como Pablo Iglesias ha bebido de Julio Anguita, Corbyn lo hizo de Livingstone, aunque esta analogía genera más errores que aciertos. En el caso de Bernie Sanders como fugaz candidato a la Casa Blanca, su condición de «tercer puesto» y su autodenominación de «socialista» y su manejo de conceptos como «revolución» le excluyeron automáticamente del debate político primario. Y si nos hemos detenido brevemente aquí para mirar la política anglosajona, es para complacer esa demanda que hizo Massey en España en el pasado año 2012, cuando pudimos oírla reclamando que «debemos ser observadores de la realidad internacional». Es una obligación de nuestro tiempo.

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Doreen Massey y el futuro de la ciencia social

El Manifiesto Kilburn ha sido sin duda la última gran aportación de la autora, en la que, sin embargo, la Geografía Crítica ha quedado subsumida o diluida en un análisis puramente económico. Pero quizá, ni en este último giro se equivocó Doreen Massey, y puede que vayamos viendo paulatinamente este viraje hacia la economía, en el resto de las disciplinas y parcelas del conocimiento, no ya como un “sesgo” en el análisis, sino como una necesidad, según se vaya extendiendo la desesperación que genera el capitalismo global y corporativo como una atrocidad interminable.

Parece lógico: si el futuro es cada vez más inestable, también se va haciendo prioritaria la autodefensa de los invidivuos, ese miedo global al que hoy nos estamos enfrentando, ante la agresividad macroeconómica y su «gobierno único».  Tan pronto como empecemos a pensar “desde fuera del Sistema” (“think outside the System”), o «pensar a través de la interconexión mundial» como Doreen formulaba, daremos con la verdad.

Esto último, y como cierre, es algo que recuerda a la metáfora de “Pensar fuera de la caja‘. La Geografía, ha sido durante mucho tiempo como esa “caja”; una disciplina de escuadra y cartabón, acrítica, pero ahora ha sido reconvertida en un recurso para la lucha de clases. Y esto, al menos, sí es reconfortante. Descansa en paz, Doreen.

Para saber más de geógrafas feministas:
Bibliografía:
  • For space: Doreen Massey. London: SAGE, (2005)
  • After Neoliberalism? The Kilburn Manifesto: Soundings collectionsEditor(s):Doreen Massey, Stuart Hall, Michael Rustin: https://www.lwbooks.co.uk/book/after-neoliberalism-kilburn-manifesto.
  • Doreen Massey: un sentido global del lugar. Abel Albet, Núria Benach. Barcelona (Icaria, 2012)
  • Massey, DB (1995) las divisiones espaciales de trabajo: las estructuras sociales y la geografía de la producción 2 ª edición.Nueva York: Routledge.
  • City worlds: edited by Doreen Massey, John Allen and Steve PileLondon; New York (The Open University, 1999). Massey, DB (1994) Espacio, lugar y género . Minneapolis: University of Minnesota Press.
  • Ginwala, F, Mackintosh, M, & Massey, DB (1991) Género y la política económica en una Sudáfrica democrática. Milton Keynes, Reino Unido: la política de desarrollo y la Práctica de la Facultad de Tecnología de la Universidad Abierta.
  • Massey, DB (1988) reestructuración global, respuestas locales . Atwood conferencia. Worcester, Mass.: Escuela de Posgrado de Geografía de la Universidad de Clark.Massey, DB & MeeGo, RA (1982) La anatomía de la pérdida de empleo: El cómo, por qué y el dónde de caída del empleo. Londres y Nueva York: Methuen.
  • Massey, DB & MeeGo, RA (1979) La geografía de la reorganización industrial:. Los efectos espaciales de la reestructuración del sector de la ingeniería eléctrica en la corporación reorganización industrial Oxford y Nueva York: Pergamon Press.
  • Massey, DB & Catalano, A. (1978) Capital y la tierra: propiedad de la tierra por el capital en Gran Bretaña . London: Edward Arnol.

Por Rubén G. Herrera

Odio esa objetividad fantasmal que convierte nuestras relaciones personales en “cosas”. La literatura, en cambio, escarba y extrude toda la mierda que abunda en nuestros hábitos.
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