Brujería, raza odiada del grindcore

Creo que puedo hablar por cualquiera que haya puesto sus pies en ese ente que es México para afirmar que todo lo que rodea al antiguo país de los aztecas está impregnado de un aura distintivo. La autenticidad de sus gentes, lo agreste, verde y radical de sus paisajes, lo ‘suave’ de su gastronomía y de sus bebidas insignia, el olor de sus mercados y lo salvaje de sus campos abiertos. No hay nada en México que deje en indiferente y si aquí se entona eso del ‘Spain is different’, a lo largo de Sierra Madre se extiende el inolvidable y orgulloso logo de ‘Hecho en México’, y muy bien hecho que añaden algunos. El tamiz mexica filtra todo lo que pasa por él, hasta algo tan alejado de las rancheras y los corridos como es el grindcore-death metal. Ya habrá algunos a los que no hará falta mencionarles sobre qué va este artículo, pero para los rezagados que no asocian el binomio grind-México con una sola palabra, se lo pondremos fácil: Brujería, muchísimo más que un grupo extremo. Como decían The Coasters en su célebre, incluido en la tarantiniana Death Proof, Down in México: «Abajo, en Mexicali, está el pequeño lugar más loco que conozco, donde las bebidas son más calientes que la salsa de chile».

Por Bernardo Cruz

Abajo en Mexicali, siempre a la sombra de la potencia imperialista, ‘tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos’… Parece que la historia del gigante azteca siempre ha estado supeditada a la de sus vecinos del norte, algo que en México siempre se ha saldado con revolución. No obstante, puede presumir de ser el único país en la historia que ha invadido, aunque sea mínimamente, el sacrosanto territorio gringo. En el marco de la Revolución Mexicana, Pancho Villa y su División del Norte se internaron en los USA en un heroico e imposible intento de reconquista de los territorios perdidos previamente.

Casi un siglo después y con la relación entre mexicanos y yanquis cada vez más intrincada, Brujería llevó la revolución al terreno del grindcore y a una escena con predominio de grupos anglosajones pero con multitud de fieles latinos. Esta nueva División del Norte formada por Juan Brujo y su grupo de greñudos locos asaltó la industria estadounidense con su inconfundible personalidad y cantando en español.

Como auténticos bandidos del metal, los miembros de Brujería siempre aparecen en sus conciertos ataviados con pañuelos para ocultar sus rostros. Este hecho, unido a las temáticas de sus letras y a la ausencia de conciertos durante prácticamente los diez primeros años de la banda, propició la difusión de numerosos rumores sobre el origen y funcionamiento de la banda tex-mex. Se decía que eran miembros de los cárteles mexicanos de la droga, que se dedicaban a llevar a cabo ritos satánicos con sacrificios humanos para evitar a la ‘tira’ e incluso que estaban buscados por la DEA y por ello siempre aparecían encapuchados. En los primeros años, Brujería eran considerados poco más que una leyenda, ya que no se sabía ni siquiera si eran reales o no.

Portadas de la discografía de Brujería.

Pero todo tenía una explicación mucho más realista y coherente que la arrojada por la rumorología. Brujería se formó a finales de los años 80 en Los Ángeles, nada de ranchos controlados por el cártel de Sinaloa ni de búnkers en los que se mezclan el olor de la pólvora, la sangre y el mezcal.

Sus miembros originales llegaron a la conclusión de que era necesario un grupo de grind-death en español después de un concierto de Terrorizer en una casa en la que nadie hablaba inglés. Por ello, y como protesta a la discriminación de los metalheads hispanos, Juan Brujo -alias de John Lepe- a la voz, Billy Gould -bajista de Faith No More y alter ego del ‘Güero sin fe’-, Dino ‘Asesino‘ Cazares -guitarrista de Fear Factory, Asesino o Divine Heresy- y Pat Hoed -AKA ‘Fantasma’– a la batería, se unieron para montar el primer supergrupo extremo con letras en español, con la idea fija de «sonar como cabrones de un rancho mexicano con equipo deficiente».

Brujería: satanismo a lo mexicano

Y así nació Demoníaco (1990), primer EP de Brujería, con el que cumplieron con creces su objetivo y en el que los temas Seis, seis, seis, Sacrificio, Santa Lucía y Papa capado dejaban claro por dónde irían los tiros de su ahora dilatada trayectoria. Este EP llegó a las manos de Jello Biafra -cantante y líder del legendario grupo punk-hardcore Dead Kennedys-, que tras escuchar a Brujería exclamó “I wanna do this shit, man” y entró a formar parte del grupo con el sobrenombre de ‘Director Diabólico Jr Hozicón’.

La inclusión de Biafra supuso un punto de inflexión en la banda, no solo por su colaboración artística como miembro de la misma, sino por editar con su sello, Alternative Tentacles, el que sería segundo trabajo de Brujería, Machetazos (1992). Jr Hozicón también aportó su colección particular de imágenes de cadáveres y asesinatos para ilustrar el álbum dando una identidad a la banda que continuaría con los siguientes lanzamientos.

Para este EP hubo otros cambios importantes en la formación con el paso de ‘Fantasma’ a la segunda voz por la inclusión de Raymond Herrera -batería de Fear Factory y apodado ‘El Greñudo’– y la entrada de ‘Pinche Peach’, único miembro que sale a cara descubierta, como tercera voz. Los cambios en la formación no se tradujeron en cambios significativos en su música, muy en la línea abierta con su primer EP: blast beasts demoníacos, grabaciones sucias, voces guturales y letras inspiradas en la religión, el satanismo y la violencia, como armas principales del sonido Brujería.

Brujería grindcore - Maldita Cultura Magazine

Portadas de la discografía de Brujería.

Matando güeros

El éxito de sus dos primeros trabajos dentro de la escena angelina les llevó a firmar con Roadrunner Records para su primer LP, Matando güeros (1993). «Grabado en ocho pistas en un estudio que cobraba 15 dólares la hora», el sonido de su disco debut mejoró con respecto a los EPs previos aunque no perdió ni un ápice de la crudeza de estos. La misma que se escenifica en la portada del disco, que muestra a una mano sosteniendo la cabeza de una persona decapitada y quemada, fotografía tomada de la revista Alarma!; posteriormente dicha cabeza se convertiría en mascota del grupo bajo el nombre de Coco Loco.

Además de recopilar varios temas regrabados de sus trabajos anteriores, Matando güeros incorporó el narcotráfico –Pura de venta– y el problema migratorio-fronterizo –Cruza la frontera– a las temáticas ya abarcadas por Brujería: satanismo y violencia. Debido a la brutalidad de sus letras y de su portada, la leyenda negra del grupo comenzó a extenderse y a dar pie a hilarantes rumores -como la participación del grupo en desapariciones y sacrificios humanos-, que el grupo reflejó en la entradilla de Matando güeros, tema homónimo que encarna la esencia del LP: un inicio marcado por un bajo aplastante que simboliza la entrada en el grupo de una leyenda viva del grindcore, Shane Embury -AKA ‘Hongo’ y bajista de Napalm Death- con letra sobre el asesinato de estadounidenses a manos de mexicanos enfurecidos… ¡Matando güeros, estilo Pancho Villa!.

Raza Odiada

Tras Matando güeros y con una popularidad creciente, Brujería grabó el single El patrón (1994), en homenaje al recientemente fallecido Pablo Escobar, volviendo de nuevo a editar con Alternative Tentacles, el sello de Biafra. Seguían los rumores en torno a la banda y por este single fueron acusados de estar perseguidos por la DEA, algo rotundamente falso.

Más allá de rumores y siempre dependiente de las bandas matrices de sus componentes, Brujería seguía su camino con el que es, hasta la fecha, su mejor álbum, Raza odiada (1995). Ensañándose en las temáticas presentadas previamente, Brujo y sus secuaces alcanzaron el cénit con temas como Revolución -refiriendo al reciente surgimiento del movimiento zapatista, presente también la portada-, Consejos Narcos, Hechando chingasos o Colas de Rata.

El disco nuevamente editado por Roadrunner supuso una mejora sustancial del sonido de la banda dejando atrás los sonidos más crudos, algo patente en tres canciones que sobresalen sobre el resto: La Migra -continuación de Cruza la frontera y en la que se narra el duro paso de los latinos hacia USA-, La ley de plomo -con un riff brutal y pegadizo- y, sobre todo, el tema inicial que da nombre al disco aunque mejor conocido por el de su protagonista, Pito Wilson, referencia al gobernador de California Pete Wilson, conocido por sus tendencias racistas. En dicho tema, Brujería asesina ficticiamente al gobernador como respuesta a su exigencia de expulsión de los mexicanos que viven en USA, representada en la entradilla en la que Jello Biafra hace de Wilson.

Brujerizmo

Con este disco, Brujería cerró una etapa en todos los sentidos. En primer lugar por ser el último trabajo firmado por su formación más recordada ya que, después de Brujerizmo (2000), Raymond Herrera, Billy Gould y, posteriormente, Dino Cazares abandonaron la formación tex-mex. Este profundo cambio en el grupo se tradujo en el cierre de la etapa misteriosa de Brujería, en la que no daba conciertos, debido principalmente a las largas giras de los otros grupos de sus componentes.

Pero antes del cambio de alineación, la banda firmó un último disco de sonido mucho más limpio que los anteriores, manteniendo su brutalidad habitual en las voces de Juan Brujo, Fantasma y Pinche Peach pero con una base rítmica más groove y con menos blast beasts, además de una calidad de grabación muy superior a trabajos anteriores. Por ello, Brujerizmo es su trabajo más digerible para los no iniciados en el grindcore, principalmente gracias a temas como Brujerizmo, Cuiden a los niños o Sida de la mente. Por supuesto, Brujería insiste en sus temas fetiches como el satanismo –Pititis, te invoco-, la inmigración mexicana –Vayan sin miedo-, el narcotráfico –Laboratorio cristalitos– o la Revolución Mexicana –División del Norte-.  Cuando sea grande, voy a ser Pancho Villa

Supergrupo grindcore

Desde sus inicios, Brujería ha sido una auténtica pasarela de músicos prestigiosos que han simultaneado su presencia en la banda con sus grupos matrices, muchos de ellos en la élite de la industria musical. Solo con los grupos en los que han tocado sus miembros podríamos montar un festival de clase mundial y en Maldita Cultura hemos fantaseado con ello, como puedes ver en la imagen inferior.

Aparte de sus fundadores -componentes de Faith No More, Dead Kennedys o Fear Factory, entre otros-, han pasado por el grupo auténticas leyendas del metal en todas sus vertientes. Shane ‘Hongo’ Embury -Napalm Death, Lock Up- se hizo cargo del bajo y tras la marcha de ‘Asesino’, pasó a la guitarra, para dejar hueco a otro mito del grind, Jeff ‘El Cynico’ Walker -Carcass-, y para cubrir la marcha de Herrera se integró en la banda Nick Barker, alias ‘Hongo Jr’ -Cradle of Filth, Dimmu Borgir-. Ellos tres son fijos en la alineación de Brujería desde entonces, pero los integrantes del grupo raramente demuestran una fidelidad tan duradera al mismo.

Brujería grindcore - Maldita Cultura Magazine

En las guitarras, Jesse Pintado -Terrorizer, Napalm Death- colaboró en la grabación del Brujerizmo durante el año 2000 bajo el apodo de ‘Cristo de Pisto’;  ‘El Embrujado’, alias de Patrik Jensen, se embarcó en la banda durante 2006; y desde 2010 hasta la actualidad Cuernito’ ayuda al ‘Hongo’ en esa labor.

Con respecto a la batería aún ha habido más movimiento de sillas: tras el inicio con ‘Fantasma‘ y ‘Greñudo’ han pasado por la formación los hermanos Adrian -At the gates, The Haunted, Paradise Lost- bajo el seudónimo de ‘El Podrido’– y Daniel Erlandsson -Arch Enemy, In Flames- como ‘El Clavador’; Emilio Márquez -alias ‘Sadístico’, de Asesino o Possessed- y Tony Laureano -Megadeth, Enslaved- como ‘Angelito’-.

En el bajo, solo Tony Campos -Static-X, Soulfly, Ministry- ha ocupado temporalmente la posición bajo el apodo de ‘Maldito X’. Las voces se han mantenido invariables durante prácticamente toda la vida de la banda con Juan Brujo, ‘Fantasma’ y ‘Pinche Peach’ al frente y las incorporaciones posteriores de Gaby Domínguez -‘Pititis’– y ‘El Sangrón’. Además han colaborado con Brujería, Mucho Muchacho  -7 Notas 7 Colores- en el tema Narcopeda y ‘Marijuano Machete’, Toy Hernández, dj de Control Machete, banda mexicana de rap, en las mezclas de Brujerizmo.

Brujería siglo XXI

Bien es cierto que Brujerizmo queda lejos en el tiempo, pero la ausencia de discos publicados en todo este trecho ha sido compensada con la presencia de Brujería en escenarios de todo el globo, algo impensable en los 90. La discontinuidad de sus primeros años ha perseguido a la banda en las escasas grabaciones desde entonces, reducidas a los singles Marijuana (2000), Ángel Chilango (2014) y el premonitorio Viva Presidente Trump; hasta la aparición del esperado Pocho Aztlán, primer álbum en 16 años -editado por la reina del metal extremo, Nuclear Blast-.

Diez años después de su primer concierto en Europa -en el Viña Rock-,  y tras 25 años de carrera en los que han pasado por escenarios tan importantes como Hellfest  o Rock Fest BCN, Brujería vuelve a la carga. Y lo hacen con su esperado nuevo disco y volviendo a uno de sus puntos álgidos, ese en el que mataban al gobernador de California a machetazos. Hoy día, con los extremos cada vez más distanciados, Brujería no se conforma con un gobernador y apunta con sus cuchillos al sucesor de Wilson, el racista y -candidato en ese momento a- presidente, Donald Trump.

Y al nuevo presidente de Estados Unidos le han dedicado su gira mundial con la que visitarán toda Sudamérica, Europa Central y, por supuesto, España, con una visita veraniega al festival con mayor proyección de la península, Resurrection Fest (en el que compartieron escenario con Iron Maiden, Offspring, Volbeat o Bad Religion), y una gira de doce fechas con la que recorrerán buena parte de la península (Barcelona, Valencia, Oporto, Lisboa, Vitoria, Madrid, Murcia…) este otoño.  Fuck Presidente Trump, Viva la raza!

Por Bernardo Cruz

Friki sin salir del armario, llevo cartas Magic en cada uno de los bolsillos de mi raída gabardina.
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